
Tartaleta de verduras con béchamel de coliflor
Hola de nuevo chicos!
Qué ganas tenía de encontrar un ratito para sentarme a compartir con vosotros alguna receta. Tengo varias pendientes de publicar, pero lo cierto es que estos días estoy abducida por la cocina preparando todos los talleres de cocina que se avecinan. Y también una sorpresilla para vosotros que pronto podré ofreceros.
Me he percatado de que hace ya bastante tiempo que no publico ninguna receta de plato principal, así que hoy ha llegado el momento! Estas tartaletas «half raw – half alkaline», es decir, semi crudas y alcalinizantes, os van a conquistar por lo fáciles y deliciosas que están.
Pero antes de pasar a la receta, también me gustaría aprovechar para compartir con vosotros algo que estoy percibiendo en mí y que me viene muy bien para reforzar el mensaje de «por qué seguir un estilo de vida alcalino» y no sólo una dieta.
El año pasado fue un año muy retador para mí, y también muy duro. Fue un año de crecimiento acelerado, de aprendizaje, de atravesar pruebas difíciles, como la muerte de mi perrito Gándor y vivir de cerca una dura enfermedad que estuvo a punto de acabar con la vida de una persona de la familia a quien quiero con todo mi corazón.
Además, tuve que compaginar dos trabajos al mismo tiempo, mi proyecto personal Comer Sano es Fácil y mis tareas como Brand Manager en Alkaline Care.
Y todo este cúmulo de circunstancias, me alejaron del deporte, del aire libre, de la naturaleza y la actividad física.
Lo cierto es que además de pasar en en la cocina el poco tiempo libre que me quedaba, reconozco que no sólo era eso lo que me mantenía lejos de la Madre Tierra. Se me hacía cuesta arriba recorrer los caminos de montaña que frecuentaba con Gándor. Todo me recordaba a él, sentía un vacío cada vez que salía de excursión por los preciosos parajes del Pirineo, que se teñían de gris sin la alegría, inocencia y vitalidad de mi querido amigo.
Soy una persona espiritual (que no religiosa) y aunque sabía que Gándor siempre estaría con nosotros, en la tierra que pisaba, en las nubes que observaba al tumbarme sobre la hierba fresca, en el sol que calentaba mi piel, en la brisa que acompañaba el sonido del río y cada rincón de estas majestuosas montañas… seguía sintiendo un vacío.
Así que siguiendo mi camino de aprendizaje, ahondé en ese vacío hasta llegar a comprender, que simplemente necesitaba tiempo para mí, para disfrutar de mi trabajo, para sentir con ilusión cada nuevo proyecto y no como una carga que presiona en el pecho. Tiempo para reconciliarme con la Naturaleza, con la Madre Tierra, o con esa Energía que nos une invisiblemente a todos y a la que muchos llaman Dios. Y aceptar que la vida va mucho más de un puñado de carne y de huesos con fecha de caducidad. El alma de todo ser es infinita, inconmensurable e ilimitada en el tiempo y el espacio.
Gándor está conmigo.
Y hoy sé que para estar en paz, lo único que puedes hacer es reconciliarte contigo mismo. Aceptar la vida y sus pruebas, porque todas ellas llevan un profundo mensaje con ellas, incluso las más duras, aunque sean injustas o crueles. Todas nos enseñan algo que debemos aprender. Lo único que podemos hacer ante ellas es fluir.
Y en ese fluir estoy, por fin dedicada a mi proyecto al 100%. Dedicándome más tiempo para hacer deporte – mi recién adoptada cachorrita Vela me está ayudando mucho a ello-, permitiéndome descansar cuando el cuerpo me lo pide, escuchándome más y conectando más conmigo, puesto que esa es la única forma de conectar de verdad con los demás también. Y disfrutando como nunca de lo que hago, ayudar a los demás a comer mejor, de forma fácil, divertida y placentera.
Todo este relato es en resumen, una forma de transmitirte lo importante que es cuidar, no sólo de la dieta, sino de otras áreas de la vida. A veces a mí misma se me olvida, pero lo importante es la constancia, retomar el camino cuando nos desviamos y no agobiarnos o recriminarnos habernos desviado del rumbo.
Llevar una vida sana, hacer ejercicio, meditar, encontrar la forma de ponerse en paz con uno mismo… Todo cuenta. La dieta sólo es el primer paso.
Y con la siguiente receta… te va a encantar la vida sana 🙂
*Para la base de la tartaleta, te recomiendo que utilices copos de avena sin gluten si eres intolerante al mismo.
*Puedes sustituir las nueces por cualquier otro fruto seco que te guste.
*También puedes jugar variando las hierbas o especias para adaptar el sabor de la masa al resultado que desees.
*Esta masa podría ser perfectamente la base para una tartaleta dulce. Lo único que debes hacer es añadir un endulzante saludable y voilà! Tendràs una base estupenda para una tarta dulce!
*La masa es muy pegajosa y cuesta un poquito trabajarla. Humedécete las manos con agua para ayudarte.
- 1/2 T de nueces crudas
- 1/4 T de coquitos de Brasil
- 1 T + 2 C de copos de avena (sin gluten)
- La ralladura de 1/2 limón ecológico
- 1⁄4 c de sal
- 1 c de romero
- 2 C de semillas de lino
- 1 T de agua hirviendo
- 1 C de aceite de oliva virgen extra
BECHAMEL
- 1/2 coliflor
- 1T de agua
- 1/2 pimiento verde
- 1 cebolla pequeña
- 1 c de nuez moscada
- 1 c de pimienta negra
- sal del Himalaya al gusto
- 1 chorrito de aceite de oliva virgen extra
RELLENO
- 2 Tomates kumato
- Unas hojitas de albahaca
- 1 puñado de olivas negras
- Queso ricotta de almendras (puedes ver la receta aquí)
BASE
Precalienta el horno a 190º y engrasa el molde para la tarta con un poquito de aceite de oliva.
- Coloca las nueces y los coquitos de Brasil en el procesador y pulsa hasta que se transformen en harina.
- Traspásalas a un bol grande.
- Vierte la mitad de los copos de avena en el procesador y procesa hasta que se conviertan en harina también.
- Traspasa al bol con la harina de nueces.
- Añade también el resto de ingredientes secos y mezcla bien.
- Añade ahora el agua hirviendo y mezcla bien.
- Vierte el aceite de oliva en la masa y trabájala con las manos hasta obtener una masa pegajosa y moldeable (te ayudará mantener las manos humedecidas con agua!).
- Traspasa la masa al molde deseado y con la ayuda de las manos, presiona la masa contra el molde para darle forma, distribuyéndola homogéneamente por toda la superficie.
- Levanta los bordes de la tarta con ayuda de las manos.
- Hornea entre 30 y 35 minutos.
BECHAMEL
- Pon 1 chorrito de aceite + 1/2 taza de agua en una sartén grande. Enciende el fuego a velocidad media.
- Pica la cebolla e incorpórala a la sartén una vez el agua + el aceite estén calientes.
- Deja pochar destapado, durante unos 10 o 15 minutos, o hasta que la cebolla se haya vuelto transparente y traslúcida.
- Trocea la coliflor e incorpórala a la batidora junto con el agua, el pimiento verde, la nuez moscada , la sal y la pimienta.
- Bate hasta obtener una crema sin grumos.
- Prueba y rectifica de sal y especias si fuera necesario. Percibirás un sabor fuerte por el pimiento verde, pero tranquilo! El sabor se suavizará al cocinar la bechamel.
- Una vez la cebolla esté transparente, incorpora la bechamel a la sartén y deja cocinando a fuego lento 15 minutos. Remueve de vez en cuando.
- Pasado ese tiempo, tu bechamel estará lista!
RELLENO
- Lava y trocea los tomates.
- Selecciona unas cuantas hojas de albahaca.
- Prepara la ricotta de almendras.
- Corta por la mitad las olivas negras.
MONTAJE
- Vierte la cantidad deseada de bechamel sobre la tarta.
- Añade a continuación los ingredientes del relleno, primero la albahaca, luego el tomate, las aceitunas y por último la ricotta.
- Disfruta acompañando la receta de un buen vaso de zumo verde o agua alcalina!
2 respuestas
Trackbacks and pingbacks
No trackback or pingback available for this article.
¡Hola, Nadia!
¡Qué mensaje tan precioso! Me alegro mucho de que te hayas dado cuenta de que lo importante era centrarte en ti para luego poder darte mejor a los demás
Aprovecho la ocasión para agradecerte todas esas recetas tan ricas y sanas que me mandas. ¡Pura inspiración!
Un fuerte abrazo.
Carmen
Muchísimas gracias por tu precioso mensaje Carmen!
Un abrazo inmenso para ti también,
Nadia