
PASTA AL PESTO!
Hoy quiero compatir con vosotros la comida exprés que me preparé el domingo pasado. Tan fácil como rápida y deliciosa. Bueno, en realidad son dos en una, porque el pesto que acompaña esta deliciosa pasta lo puedes utilizar para cualquier otro plato.
Esta receta es altamente nutritiva y alcalinizante, con gran concentración de clorofila, que ya sabes que se encuentra en las verduras de hoja verde y que es una gran precursora y regeneradora de la sangre, puesto que ayuda a quelar metales pesados y otras sustancias perjudiciales, a oxigenar, depurar…etc.Lo cierto es, que aunque la pasta de calabacín está presente en mis menús durante todo el año, en verano se convierte en una protagonista indiscutible de mi cocina. Que por qué? porque es la época ideal para el calabacín, los encuentras de todas las variedades: oscuros, claros, redondos… todos riquísimos y fresquísimos. Y ¡dan taaaanto juego en la cocina! Me declaro fan incondicional del CALABACÍN <3La combinación del pesto y las ciruelas de esta receta es fabulosa y además se trata de una fruta muy antioxidante. Así que, a pesar de ser acidificante, la recomiendo comer con medida por sus múltiples propiedades beneficiosas para la salud. Te cuento algunas de ellas:
- Son ricas en vitaminas A, C, y E, lo que la convierte en una fruta muy antioxidante.
- Poseen una gran cantidad de minerales alcalinizantes como el sodio, el magnesio, el calcio, el potasio o el zinc.
- Favorecen el tránsito intestinal por su riqueza en fibra y en azufre.
- Son un buen depurador del aparato digestivo gracias a su alto contenido en ácidos quínico y benzoico.
- Mejoran los estados depresivos y ayudan a combatir la anemia.
- Refuerzan y favorecen la salud de los huesos.
Para el pesto:
1 puñado de hojas de espinaca fresca
2 dientes de ajo
Unas cuantas hojas frescas de albahaca, yo le puse 5
50g de piñones (la mitad para triturar con la salsa y el resto para decorar)
1/2 aguacate
Los restos de la piel del calabacín
Un buen chorro de aceite de oliva virgen extra
Un chorrito de limón
Sal del Himalaya al gusto
Para la pasta:
1 calabacín grande, limpio y sin piel (Si la piel es ecológica, puedes añadírsela al pesto, sino, mejor evita este paso!).
1 puñado de hojas verdes para decorar
1 puñado de ciruelas deshuesadas partidas por la mitad (o en más trozos dependiendo del tamaño, las que yo utilicé eran medida tomatito cherri)
Para el pesto:
Verter los ingredientes líquidos en la batidora y a continuación los ingredientes secos. Procesar hasta conseguir una salsa homogénea y sin grumos. Probar y rectificar de sal si fuera necesario. Si la textura no es suficientemente ligera, puedes añadir un poquito más de aceite o un chorrito de agua.
Para la pasta:
Espiraliza el calabacín, añade la cantidad de salsa pesto deseada, las ciruelas, unas cuantas hojas verdes y los piñones.
*Nota: puedes conseguir una textura de auténticos noodles siguiendo el proceso que te expliqué en este post. Aunque yo prefiero dejar esa textura para las sopas y cremas. ¡Tú eliges!
TRUCO: Puedes sustituir los piñones por semillas de calabaza, también queda delicioso!
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